Los mejores artistas luchan por mostrarnos cómo se ven los objetos del mundo real en todo su esplendor tridimensional (3D).
Aunque la mayoría de las veces eso no importa: Mirar una foto o un boceto nos da una idea suficientemente buena.
Pero si estás en el negocio de desarrollar nuevos productos y necesitas mostrárselos a tus clientes, para eso no existe nada mejor que tener un prototipo: Un modelo que puedas tocar, sostener y sentir.
El único problema es que los modelos tardan años en fabricarse a mano y las máquinas que pueden hacer “prototipos rápidos” cuestan una fortuna (hasta medio millón de dólares).
¡¡¡Hurra, entonces por las impresoras 3D!!! Que funcionan un poco como inyectores de tinta y construyen modelos 3D capa por capa, hasta 10 veces mayor velocidad y una quinta parte del costo.
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